Lo estamos viendo a diario, es una crisis jamás vista por la humanidad. Puede que de un día para el otro te despidieron o tu negocio ya no genera ingresos como antes. El primer sentimiento que se te acerca es de desconcierto, no me lo esperaba, y sí nadie esperaba esta situación, y como vos hay muchos. Se mezcla el de la indignación por ser una situación injusta. Luego sientes vergüenza, deberás constárselo a tu esposa, novia y/o amigos, y tu mente te dice que vas a ser juzgado. Estas al rojo vivo y no te conviene tomar decisiones en ese momento.
Al poco tiempo comienzas a mandar CV a todos lados, a postularte a anuncios para los cuales no reúnes los requisitos, a llamar a amigos y conocidos para pedirles te recomienden para posibles puestos laborales. Y lo repites por día semanas y meses. Haces la cuenta por cuánto tiempo vas a poder sustentarte entre los ahorros y la indemnización restringiendo los gastos. El objetivo es reinsertarse lo antes posible. Tengo una edad intermedia obligaciones familiares, no puedo fallar.
Un día alguien te dice cuatro palabras mágicas, “armá tu propio proyecto”, en esta época te está diciendo reinventate. Y algo hace click dentro tuyo, estructurado y programado para trabajar para otros, o para estar todo el día atrás del mostrador de tu propiocomercio que ya no funciona como negocio. Un miedo atroz recorre tu cuerpo. Sin embargo la idea te gusta, depender de ti mismo, de tu propia capacidad, reconocer que participar del proyecto de otro no te hacia plenamente feliz, pensar en la independencia te seduce. Y entonces sigues mandando CVs, sin embargo ya no con la misma intensidad.
Recurres al que te dijo esas cuatro palabritas mágicas, y le preguntas ¿Cómo? Su respuesta es, de tan solo tres palabras “como te salga”. Solo te aconseja vos, abrite, OBSEVÁ a tu alrededor con una actitud de búsqueda de oportunidades, observá para detectar nichos, necesidades insatisfechas de la gente, y crea o readapta un producto o servicio para satisfacerlas. Hoy muchos negocios de servicios y comercios se reconvirtieron. Confía en ti.
Sus palabras han hecho meya en ti y tu forma de pensar cambió. Comienzas a analizar tu virtudes y a analizar objetivamente tus defectos, analizas los recursos con que cuentas, y te das cuenta que sabes más de lo que creías saber, y que tienes más competencias y conocimientos de las que creías tener.